Es un mundo de asombro y velocidad lenta, digamos más humana. Pausada y descriptiva, llena de esos detalles que hoy reclama el periodismo para convertir la aventura en textos. Pero también, para convertir la locura de viajar en aprendizaje y el encuentro de una mejor versión del profesional, el colombiano y el ser humano.

Sales de casa creyendo que has dejado el hogar, pero el viaje te enseña que no es un lugar, es donde estás y con quien compartes; a las dos calles y un puente de distancia aún sin salir de la ciudad, te pesan más los miedos que los chécheres, pero el camino los va lanzando al asfalto y te demuestra que los prejuicios sirven para cebar la distancia y la ignorancia; los días van abrazando los mejores momentos de un proyecto donde el protagonista no es el viajero, con humildad, entiendes que quienes cuentan las mejores historias son los lugares y las personas, tu simplemente eres un pedazo de carne con ojos rodando sobre un bicicleta. Ese soy yo: Andrés Zapata “el Zumbambico”